jueves, 9 de octubre de 2014

Los desafíos para sostener la inversión extranjera directa

Se trata de un fenómeno muy importante ya que refleja la confianza y las perspectivas favorables a futuro que ven los extranjeros en algunos negocios a desarrollar en nuestro país y al funcionamiento institucional del mismo.
Por su magnitud (aproximadamente 5% del PIB en los últimos años), composición, e incorporación de nuevas tecnologías, la IED contribuyó de manera fundamental en el incremento que registró la tasa global de inversión e incidió positivamente en el aumento que registró la productividad, lo que permitió mejorar la retribución de los factores productivos y por ende mejorar el ingreso de la población.
Pero, en momentos en que la economía disminuye su tasa de crecimiento y las perspectivas globales ya no son favorables como en el pasado inmediato, creemos que resulta de interés analizar con más detalle los flujos de IED. De la composición, origen y destino de los mismos se pueden extraer algunas pistas sobre lo que cabe esperar en el futuro próximo.
Los últimos datos disponibles señalan que en los 12 meses a junio ingresaron al país por este concepto US$ 2.900 millones. Es un valor 6% superior al registrado en igual período de 2013.
Esta información no está desagregada; la información detallada llega hasta el año 2012. Pese a no estar actualizados, son datos muy ilustrativos y en base a ellos se puede analizar la evolución de la IED adecuadamente.
Un primer análisis es por el destino de esas inversiones, es decir hacia qué sectores se canalizaron. Por su magnitud y difusión, se puede decir que las dos plantas de celulosa que se construyeron en el período se han convertido en el buque insignia de este fenómeno.
Un largo proceso llevó a que se instalaran en el país, al que arribaron atraídas por la disponibilidad de materia prima (abundante en la región), un régimen de inversiones amigable y una mayor credibilidad frente a otros posibles lugares de radicación. En promedio, han representado aproximadamente el 20% de la IED que recibió Uruguay.
Otro sector que recibió importantes inversiones es el agro, que también captó aproximadamente otro 20% de la IED. Claramente incidió el aumento de los commodities que se producen en el país (fundamentalmente los precios agrícolas y en especial el de la soja). El trato amigable, a diferencia del maltrato que sufrieron los productores en algún país de la región, también influyó.
Es interesante observar que estos dos sectores que captaron aproximadamente el 40% de la IED, producen bienes para la exportación. Este es un punto relevante, ya que no es el mercado interno el que atrae a los inversores, sino un entorno amigable que les permita producir en condiciones favorables para exportar al resto del mundo. En este caso, se trata de commodities que bien o mal se pueden colocar en los distintos mercados del planeta.
Pero, para captar otro tipo de inversiones, por ejemplo en el sector manufacturero, ya no es tan simple. Seguramente el acceso en condiciones favorables a otros mercados es un factor fundamental y este es uno de los aspectos que más está limitando en estos momentos al país.
Si se analiza qué sectores industriales captaron inversiones del exterior, se observa que los alimentos y la industria química son los fundamentales.
En ambos casos se trata de sectores que acceden en condiciones favorables a mercados externos. En los alimentos, por acuerdos con países latinoamericanos. La industria química por su parte, debe ser el único sector (desde una óptica uruguaya) que logró desarrollarse en el marco del Mercosur.
Pero, el sector que capta los mayores niveles de IED es el de los emprendimientos inmobiliarios, que van de la mano con la construcción. Aquí influyeron varios factores, algunos de los cuales se están revirtiendo. En primer lugar un tema de precios relativos. Hacia 2005, cuando comenzaban los problemas en el sector inmobiliario en Estados Unidos y Europa, el precio del metro cuadrado de construcción en Uruguay costaba entre 1/7 y 1/5 de lo que salía en aquellos mercados.
Un diferencial muy grande que atrajo a inversores europeos a Punta del Este. Posteriormente inversores argentinos buscando mayor seguridad que la que ofrecía su país y hacia el 2009, cuando las tasas de interés internacional cayeron a 0%, aumentó el interés por este tipo de inversiones.
Varios de los factores que atrajeron a la IED se están revirtiendo. En materia inmobiliaria, el diferencial de precios ya no es favorable, y en materia agropecuaria, los precios de los commodities están cayendo. A su vez culminó la construcción de la segunda planta de celulosa y si bien cabría la posibilidad de que se construya una tercera planta, no parece que sea en el futuro inmediato.
Hay que agregar a ello el inminente aumento de las tasas de interés, que hará disminuir el retorno relativo de varios proyectos y frenará las inversiones.
El desafío que enfrenta Uruguay para seguir captando IED pasa por contar con un ambiente favorable a los negocios y mejorarlo por lo menos al mismo ritmo que lo hacen otros potenciales destinos.
También desde un punto de vista relativo con nuestros competidores resulta vital mejorar las condiciones de competitividad.
Y en un contexto global menos favorable, el acceso en condiciones privilegiadas al mayor número posible de mercados pasa a ser fundamental.

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