martes, 30 de julio de 2013

TORRE EN EL PUERTO DE MONTEVIDEO

 La empresa de servicios logísticos Lobraus fue la única que se presentó a una licitación pública convocada por la Administración Nacional de Puertos. El organismo está en la etapa final de revisión de la oferta que recibió en el mes de abril y se estima que adjudicará la licitación en las próximas semanas. 
El emprendimiento había presentado por Lobraus a la ANP en el año 2007 como iniciativa privada. La construcción de la torre determinará la primera ampliación vertical del puerto de Montevideo. Está prevista la instalación de oficinas de negocios para más de 250 empresas, restaurantes, centro de convenciones y salas de espectáculos. 
El edificio tendrá 17.000 metros cuadrados y contará con sistemas tecnológicos de última generación, que abarcarán también la seguridad y protección del medio ambiente. Habrá cuatro niveles de parking. El proyecto se complementa con el mayor depósito portuario y logístico de las instalaciones portuarias uruguayas, con capacidad para almacenar 800.000 metros cúbicos. 
La inversión total será de US$ 55 millones. El 70% de la inversión se hará con financiación bancaria y el 30% restante con capitales del desarrollador y otros privados. La obra demandará tres años de trabajo. 
En la primera etapa se construirá el depósito y luego la torre. Para llevar adelante el proyecto Lobraus recibirá la concesión por 30 años del área que actualmente ocupa en el puerto más otra superficie anexa. 
El proyecto se enmarca dentro de la ley de puerto libre, que otorgará beneficios impositivos a quienes se instalen. Una empresa extranjera puede instalarse dentro del puerto sin necesidad de constituir una sociedad uruguaya. 
La idea de los promotores es que las empresas extranjeras instalen sus oficinas en la torre y guarden en el depósito las mercaderías en tránsito para distribuir y vender en la región. Al estar en un régimen de concesión pública, solamente se permite el alquiler de las oficinas. Una vez adjudicado el proyecto se realizará el lanzamiento para comenzar a recibir a los interesados en instalarse en la torre.

miércoles, 17 de julio de 2013

UN ANTIGUO EDIFICIO SE RENUEVA



Muy atrás en el tiempo quedaron las épocas del boliche New York- New York, cuando el Hotel Oceanía era reconocido por ser un lugar de esparcimiento nocturno y un punto obligado de visita para turistas. Everli Rodríguez, el antiguo dueño del hotel tres estrellas, supo ofrecer una sala de juegos con slots, salón de té y hasta espectáculos en vivo. Pero en octubre de 2010 la propiedad fue adquirida por Union Properties Group (UPG) –empresa liderada por el empresario uruguayo Juan Sartori y que forma parte de Union Group– con la intención de reformarlo y transformarlo en viviendas de lujo.
La inversión para vivir en el nuevo Edificio Oceanía oscila entre los U$S 800.000 y U$S 1.600.000, ya que todos los apartamentos tienen distintas características: hay lofts, dúplex y triplex, que ocupan desde 150 metros cuadrados hasta 300 metros cuadrados. Sin embargo,  todos mantienen una de sus características más llamativas: la gran vista a la rambla de Punta Gorda y Malvín. Las once unidades de lujo serán construidas con materiales de primera línea como aberturas traídas especialmente de Italia y mármol de carrara para los baños. 
Los futuros propietarios tendrán acceso a una piscina interior, sauna, terraza con solárium, dos plazas de estacionamiento, portería las 24 horas del día y entrada tanto por la calle Mar Ártico como por la rambla. Además, contarán con la tecnología más moderna en cuanto a control de accesos y seguridad.Las obras comenzaron en julio de 2012 y se estima terminarán en marzo de 2014. Hasta el momento ya se vendieron cuatro unidades.
Alta demanda
El director de UPG, Santiago Hughes, explicó a Café & Negocios que cuando decidieron invertir U$S 10 millones –con capitales uruguayos y extranjeros–  para comprar y reciclar esta propiedad, el público objetivo al que apuntaban eran extranjeros. Sin embargo, las cuatro unidades ya colocadas fueron compradas por “exitosos empresarios uruguayos”.Mientras Café & Negocios realizaba una recorrida por las obras, el teléfono de Hughes sonó unas cuantas veces. “Son interesados que llaman para averiguar por los apartamentos”, explicó el empresario.
La arquitecta y project manager del proyecto O2, María Noboa, contó que la venta de uno de los apartamentos se produjo de forma muy “espontánea”. “Una señora  pasó caminando por la rambla y vino a preguntar qué se estaba haciendo. Entonces decidió que quería vivir ahí y lo compró”, explicó. Aunque UPG trabaja con varias inmobiliarias, apunta a una venta más personalizada, y ya existe una lista de potenciales compradores para analizar. La proyección es vender un 60% de las unidades antes de que finalicen las obras.


Reciclaje y vanguardia 
“Cualquier taxi que te tomes en Montevideo y le pidas que te lleve al Oceanía sabe dónde queda. En la mentalidad de la gente está la idea de que es el mejor lugar de Montevideo”, contó Hughes. Teniendo en cuenta que el hotel Oceanía fue un lugar emblemático, se trató de mantener los rasgos del edificio original como las ventanas  circulares y el diseño de la fachada. “En el diseño se buscó algo muy vanguardista y contemporáneo, con espacios amplios que apuntan a  un estilo de vida moderno”, dijo Noboa. 
El edificio original fue construido por la empresa de los famosos Ramón Bello y Alberto Reborati, en la década de 1930. La antigüedad de la obra y la falta de planos trajeron algunos problemas a la hora de reciclar la propiedad para comenzar a construir.“Hacer un reciclaje siempre es más complicado que generar un edificio de cero. Este edificio en particular está asentado sobre roca, entonces, para hacer el parking tuvimos que excavar. Hubo muchas dificultades técnicas”, explicó la arquitecta Noboa.
Otro punto complicado fue que todos los apartamentos tienen dimensiones y espacios distintos.“Hacer un edificio uniforme es más fácil porque construís uno de los apartamentos y luego replicás todo igual hacia arriba. Pero este no fue el caso”, concluyó Noboa.UPG contrató a varios consultores en rubros como iluminación, estructura y sanitaria, ya que la idea original era “no escatimar en costos para aggionar un edificio que es histórico al resto del barrio”, concluyó Hughes.

lunes, 15 de julio de 2013

URUGUAY MEJORA EN INNOVACION



De acuerdo al Índice Global de Innovación 2013 (elaborado por la Universidad Cornell, la escuela de negocios Insead y la Organización Mundial de Propiedad Intelectual), Uruguay pasó del puesto 67 a nivel mundial al 52. A nivel de América Latina y el Caribe quedó 4° detrás de Costa Rica (puesto 39 en el mundo), Chile (puesto 46 a nivel global) y Barbados (47 en el mundo).
El mejor del mundo es Suiza y lo sigue Suecia.
La mejora de Uruguay se dio en aspectos institucionales (donde se ubicó 45 en el mundo) pero sigue rankeando muy mal en sofisticación del mercado (puesto 119) debido al acceso al crédito, principalmente.
"Tuvimos una mejora muy grande, pero podríamos estar muchísimo mejor aún", dijo a El País el consultor en temas de innovación, Diego Vallarino.
Para este economista que asesora en la temática a la Unión de Exportadores, empresas locales y algunos países de la región, la clave está en "los instrumentos" que las políticas públicas ponen a disposición del sector privado para desarrollar la innovación.
Sería necesario "utilizar instrumentos más adaptados a la época" ya que los actuales "estuvieron bien hace seis años, pero hoy necesitamos otra cosa", afirmó Vallarino.

En ese sentido, el Índice Global de Innovación 2013 incluyó un capítulo dedicado a la experiencia de Uruguay en la materia.
"En 2007, por primera vez, Uruguay incorporó a su agenda política el desarrollo sistemático de un sistema nacional de innovación con el fin de promover el desarrollo productivo y social", explicó el autor del capítulo, Fernando Amestoy del Polo Tecnológico de Pando. Ello implicó la creación de un gabinete de la innovación y de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII).
"Los resultados obtenidos hasta el momento son alentadores: la capacidad de generar conocimiento endógeno se ha reforzado", sostuvo Amestoy.
Entre 2008 y 2011, la ANII "inyectó recursos en el sector productivo uruguayo a través de 10 instrumentos horizontales de subvención, dirigidos a todas las empresas del sector formal de la economía", indicó. Pero, agregó, "un análisis de los informes ANII muestra que las subvenciones para promover la innovación se están dando a las empresas más dinámicas que ya cuentan con un fuerte perfil innovador".
Esas "políticas de innovación están atrayendo a los ganadores que no necesitan de la política de apoyo", lo que aporta "más evidencia de la fuerte necesidad de avanzar hacia una nueva generación de instrumentos" diseñados "para facilitar el aumento de la competitividad, la internacionalización y la adecuación tecnológica de las empresas", señaló Amestoy.
Para Vallarino la clave está en que los subsidios a la innovación "son muy burocráticos". Esto lo ve cuando habla con el sector privado. "Te dicen que no hay incentivos", aseguró.
A su juicio, acceder a un subsidio de la ANII es complejo porque se le pide al proyecto antes de ponerlo en práctica que sea rentable, cuando en la innovación eso es difícil de asegurar. Por eso, sostuvo que "la ANII tiene un presupuesto para aplicar subsidios que no lo está utilizando enteramente".
"Sin subsidio, el empresario no va a hacer ninguna innovación, está teóricamente probado", dijo el consultor.
Por eso propone un nuevo instrumento por el que el beneficio sea "mitad en subsidios y mitad en beneficios fiscales".
Esto sería que el Estado subsidie la mitad de la inversión en innovación y si la misma es exitosa y genera rentabilidad se le otorguen beneficios fiscales. De esa forma se promueve al privado a arriesgar, porque si va a hacer un nuevo producto, va a tener sobrecostos, explicó.
Problemas regionales y apuesta a maquinaria
"Se dio la coyuntura de que todos los países de América Latina tienen los mismos problemas, así que si mejoramos los instrumentos podríamos pasar" a los líderes en la región, dijo a El País el consultor en temas de innovación, Diego Vallarino.
De hecho, la falta de financiamiento es una barrera importante para la inversión en innovación en empresas de América Latina y el Caribe, sostuvo.
"El porcentaje de empresas que recibieron financiamiento público" a la innovación "alcanzó al 1% en Uruguay, el 5% en Colombia y en Argentina, el 6% en Brasil y el 8% en Chile, el más alto en la región". Pero comparado con Europa esas cifras lucen bajas. En Alemania y Francia el 13% de las empresas recibieron financiamiento público a la innovación y en países menos desarrollados el porcentaje es mayor como en Bélgica (17%) y Austria (25%).
Otra problema de la región, con excepción de Costa Rica, es que la innovación de procesos es más frecuente que la innovación de productos indicó.
"En Uruguay lo único que hacemos es invertir en maquinaria", cuestionó Vallarino.
De la inversión en innovación, el porcentaje que las empresas uruguayas destinan a investigación y desarrollo es de solo 3,9% cuando el promedio de la región es 10,9%.
Vallarino destacó que innovar puede producir mejores resultados. Hoy, "ir un eslabón más en la industrialización de un producto destruye valor" porque el empresario ve "menor rentabilidad" que la que tenía con menos industrialización, afirmó. Ahora, si se quiere vender el mismo producto de forma diferente "es donde entra la innovación", indicó.
Fuente: El País.