lunes, 15 de julio de 2013

URUGUAY MEJORA EN INNOVACION



De acuerdo al Índice Global de Innovación 2013 (elaborado por la Universidad Cornell, la escuela de negocios Insead y la Organización Mundial de Propiedad Intelectual), Uruguay pasó del puesto 67 a nivel mundial al 52. A nivel de América Latina y el Caribe quedó 4° detrás de Costa Rica (puesto 39 en el mundo), Chile (puesto 46 a nivel global) y Barbados (47 en el mundo).
El mejor del mundo es Suiza y lo sigue Suecia.
La mejora de Uruguay se dio en aspectos institucionales (donde se ubicó 45 en el mundo) pero sigue rankeando muy mal en sofisticación del mercado (puesto 119) debido al acceso al crédito, principalmente.
"Tuvimos una mejora muy grande, pero podríamos estar muchísimo mejor aún", dijo a El País el consultor en temas de innovación, Diego Vallarino.
Para este economista que asesora en la temática a la Unión de Exportadores, empresas locales y algunos países de la región, la clave está en "los instrumentos" que las políticas públicas ponen a disposición del sector privado para desarrollar la innovación.
Sería necesario "utilizar instrumentos más adaptados a la época" ya que los actuales "estuvieron bien hace seis años, pero hoy necesitamos otra cosa", afirmó Vallarino.

En ese sentido, el Índice Global de Innovación 2013 incluyó un capítulo dedicado a la experiencia de Uruguay en la materia.
"En 2007, por primera vez, Uruguay incorporó a su agenda política el desarrollo sistemático de un sistema nacional de innovación con el fin de promover el desarrollo productivo y social", explicó el autor del capítulo, Fernando Amestoy del Polo Tecnológico de Pando. Ello implicó la creación de un gabinete de la innovación y de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII).
"Los resultados obtenidos hasta el momento son alentadores: la capacidad de generar conocimiento endógeno se ha reforzado", sostuvo Amestoy.
Entre 2008 y 2011, la ANII "inyectó recursos en el sector productivo uruguayo a través de 10 instrumentos horizontales de subvención, dirigidos a todas las empresas del sector formal de la economía", indicó. Pero, agregó, "un análisis de los informes ANII muestra que las subvenciones para promover la innovación se están dando a las empresas más dinámicas que ya cuentan con un fuerte perfil innovador".
Esas "políticas de innovación están atrayendo a los ganadores que no necesitan de la política de apoyo", lo que aporta "más evidencia de la fuerte necesidad de avanzar hacia una nueva generación de instrumentos" diseñados "para facilitar el aumento de la competitividad, la internacionalización y la adecuación tecnológica de las empresas", señaló Amestoy.
Para Vallarino la clave está en que los subsidios a la innovación "son muy burocráticos". Esto lo ve cuando habla con el sector privado. "Te dicen que no hay incentivos", aseguró.
A su juicio, acceder a un subsidio de la ANII es complejo porque se le pide al proyecto antes de ponerlo en práctica que sea rentable, cuando en la innovación eso es difícil de asegurar. Por eso, sostuvo que "la ANII tiene un presupuesto para aplicar subsidios que no lo está utilizando enteramente".
"Sin subsidio, el empresario no va a hacer ninguna innovación, está teóricamente probado", dijo el consultor.
Por eso propone un nuevo instrumento por el que el beneficio sea "mitad en subsidios y mitad en beneficios fiscales".
Esto sería que el Estado subsidie la mitad de la inversión en innovación y si la misma es exitosa y genera rentabilidad se le otorguen beneficios fiscales. De esa forma se promueve al privado a arriesgar, porque si va a hacer un nuevo producto, va a tener sobrecostos, explicó.
Problemas regionales y apuesta a maquinaria
"Se dio la coyuntura de que todos los países de América Latina tienen los mismos problemas, así que si mejoramos los instrumentos podríamos pasar" a los líderes en la región, dijo a El País el consultor en temas de innovación, Diego Vallarino.
De hecho, la falta de financiamiento es una barrera importante para la inversión en innovación en empresas de América Latina y el Caribe, sostuvo.
"El porcentaje de empresas que recibieron financiamiento público" a la innovación "alcanzó al 1% en Uruguay, el 5% en Colombia y en Argentina, el 6% en Brasil y el 8% en Chile, el más alto en la región". Pero comparado con Europa esas cifras lucen bajas. En Alemania y Francia el 13% de las empresas recibieron financiamiento público a la innovación y en países menos desarrollados el porcentaje es mayor como en Bélgica (17%) y Austria (25%).
Otra problema de la región, con excepción de Costa Rica, es que la innovación de procesos es más frecuente que la innovación de productos indicó.
"En Uruguay lo único que hacemos es invertir en maquinaria", cuestionó Vallarino.
De la inversión en innovación, el porcentaje que las empresas uruguayas destinan a investigación y desarrollo es de solo 3,9% cuando el promedio de la región es 10,9%.
Vallarino destacó que innovar puede producir mejores resultados. Hoy, "ir un eslabón más en la industrialización de un producto destruye valor" porque el empresario ve "menor rentabilidad" que la que tenía con menos industrialización, afirmó. Ahora, si se quiere vender el mismo producto de forma diferente "es donde entra la innovación", indicó.
Fuente: El País.

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