viernes, 26 de junio de 2015

Los puntos en los que Grecia no quiere ceder

Las negociaciones volvieron a empantanarse mientras el tiempo se extingue. ¿Cuáles son las líneas rojas que impiden avanzar? Las pensiones de los griegos se encuentran en el centro de las negociaciones entre Atenas y sus acreedores, que exigen la reforma de un sistema considerado inviable, mientras el gobierno griego debe lidiar con el temor de sus ciudadanos y de su mayoría parlamentaria a un exceso de concesiones.
En enero de 2014, la pensión principal media era de 713 euros, y la complementaria de 169. Desde 2010, en el contexto de los programas de austeridad impuestos a Grecia, las pensiones han disminuido entre un 10 y un 15% para las pagas más bajas (menos de 500 euros al mes) y más del 45% para las más elevadas (más de 3.000 euros). Según cifras de la OCDE de 2013, la pensión media anual de los griegos era de 20.100 euros, frente a los 32.400 de media de los países miembros de esta organización.
La falta de un estado de bienestar eficaz y la explosión del desempleo, sumado a la solidaridad intergeneracional, ha hecho de las pensiones la red de seguridad de numerosas familias. Cerca de la mitad de los hogares griegos viven de la jubilación de un miembro de la familia, estimaba en 2014 un estudio de la federación de comerciantes y artesanos.
Además del recorte de las ayudas, el número de cajas de pensiones ha pasado de varios centenares en 2010 a solo 13 en la actualidad. La informatización del sistema y el aumento de los controles a los beneficiarios ha acabado con numerosos abusos.

La edad legal de jubilación desde el 1º de enero de 2013 son los 67 años, con posibilidad de cobrar una pensión completa a los 62 años para los asalariados que hayan cotizado durante 40 años. La lista de trabajos pesados que daban derecho a la prejubilación se recortó.
El sistema de pensiones griego supone un enorme gasto para el Estado, ya que las cotizaciones de asalariados y de empleadores son demasiado bajas, según los economistas.
El desequilibrio ya amenazaba el sistema antes de la crisis en 2009, pero se ha agravado durante los seis años de recesión, en los que el país ha pasado de un 9,5% a un 26,6% de paro y ha perdido un 25% de su PIB. Grecia cuenta actualmente con 2,6 millones de pensionistas y 1,2 millones de desempleados para 3,5 millones de trabajadores. Además es uno de los países más envejecidos de Europa, con un 20,5% de la población mayor de 65 años. Según la OCDE, en 2013 Grecia gastaba un 13% de su PIB en las pensiones, frente al 7,8% que dedica de media el resto de países de la organización.

Propuesta griega.

El gobierno de Alexis Tsipras ha aceptado continuar la unificación de fondos de pensiones y reformar el generoso dispositivo de prejubilaciones, sobre todo en el sector público y bancario: en el primer trimestre de 2015, cerca de un nuevo jubilado de cada dos tenía menos de 61 años. Desde el inicio de la crisis, en 2009, las prejubilaciones han aumentado un 14% en el sector privado y un 48% en la función pública.
Por el contrario, Atenas se opone a la supresión del EKAS, una prima de solidaridad para las pensiones inferiores a 700 euros. El gobierno retiró el miércoles pasado por la noche algunas medidas impopulares de la lista de propuestas presentadas a los acreedores, entre ellas, el aumento de las cotizaciones a las jubilaciones.
Las presiones vinieron del ala más radical del partido izquierdista Syriza en el gobierno. Pero también de miles de seguidores de la agrupación que se volcaron a las calles y en particular hasta la sede del parlamento griego donde han estado manifestándose durante las últimas rondas de negociación.
La situación llegó al punto de que el primer ministro Alexis Tsipras amenazó con su dimisión y el llamado a elecciones anticipadas si el parlamento no apoyaba con sus votos la propuesta que llevó a Bruselas

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