lunes, 20 de julio de 2015

La city porteña se contagió del nerviosismo gubernamental

El mercado reaccionó con una mayor dolarización y el blue pasó los $ 14,20
La paz cambiaria de la que se enorgullecía el equipo económico de Cristina Fernández de Kirchner terminó oficialmente esta semana, con la escapada del dólar "blue", que rompió la barrera psicológica de los $ 14, un nivel que no alcanzaba desde hacía siete meses. La brecha respecto del tipo de cambio oficial es ahora de 55%. Los analistas del mercado apuntan a un cóctel de motivos. Por un lado, los clásicos argumentos macroeconómicos: el gobierno favoreció un fuerte retraso cambiario (el dólar oficial se está moviendo a un ritmo de 10%, contra una inflación de 25%), con el objetivo de fomentar el consumo y de generar buen humor social antes de las elecciones.

Y todo indica que, mientras la emisión monetaria se expande a una velocidad crucero de 36%, resultará cada vez más difícil sostener una cotización del dólar en $ 9 cuando el "tipo de cambio de convertibilidad" (es decir, el que surge de comparar el dinero circulante con las reservas en dólares del Banco Central) arroja una paridad de un dólar por cada $ 15.

Pero, en un año electoral, hay además factores culturales muy propios de los argentinos. Ante la incertidumbre de un cambio político, la tendencia del público es dolarizar los ahorros, en una típica actitud defensiva.

Es una reacción que no discrimina gobiernos ni sistemas económicos. Los argentinos se han dolarizado en períodos de inflación galopante y de precios estables; en situaciones de libertad cambiaria y con controles; con tipo de cambio fijo y con dólar fluctuante; con gobiernos peronistas, radicales y militares. Esta campaña no es la excepción, como no la fue la de 2011, en la que, mientras se hacía evidente que Fernández sería reelecta por amplio margen, los ahorristas comenzaron a "fugar" de a US$ 3.000 millones por mes, a la expectativa de una futura devaluación. Ahora, los niveles que se compran son notoriamente inferiores. Pero en un contexto de escasa oferta de billetes verdes, alcanza con que los ahorristas de plazos fijos cancelen sus colocaciones en pesos y se pasen a dólares para que se produzca una fuerte presión sobre el dólar paralelo (un mercado pequeño que mueve unos US$ 30 millones por día).

Ruido preelectoral

Sin embargo, ni los motivos macroeconómicos ni el factor psicológico-defensivo del ahorrista argentino fueron los disparadores de la reciente crisis. Paradójicamente, quien creó las condiciones para la corrida fue el propio gobierno.

En el kirchnerismo hay plena conciencia de esa vieja máxima de la política argentina, según la cual un gobierno no puede aspirar a ser reelecto si no mantiene al dólar bajo y estabilizado. En consecuencia, ha desplegado una batería de medidas para garantizar la calma, desde medidas represivas hasta la consecución de un swap de monedas con China.

Pero a veces ese afán por domar al dólar se le vuelve en contra. Esta semana, la crisis comenzó cuando Carlos Gonella, el fiscal de la Procelac (Procuraduría de Criminalidad Económica y de Lavado de Activos), confirmó que el organismo había presentado un recurso ante la Corte Suprema para que el "dólar contado con liquidación" fuera declarado ilegal.

"Si bien es una operación bursátil permitida, cuando se lleva a cabo para obtener divisas violando la ley se comete un delito cambiario", dijo Gonella respecto de esta operación de triangulación de bonos y acciones, que permite comprar títulos en pesos y revenderlos en el exterior, en dólares.

Lo que ocurrió fue de manual: en un mercado ya saturado de controles y amenazas, la sola mención a que esta operativa –la única a la que se puede recurrir legalmente para sacar dólares del país– fuera ilegal alcanzó para que se disparase el dólar blue. El temor de los operadores es que una medida como la insinuada por Gonella puede causar un daño mayor al que se propone remediar, principalmente por el posible congelamiento de las inversiones.

"Traería como consecuencia que las empresas argentinas que actualmente cotizan en Nueva York tendrían que deslistarse, y eso sería mucho peor, porque ya no habría otra forma para que se financien en el exterior, se quejaba un alto funcionario de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, que pidió no ser mencionado.

Pero lo peor vino después: tanto el titular del Banco Central, Alejandro Vanoli, como la Comisión Nacional de Valores desmintieron que se estuviera analizando la prohibición del "dólar liqui" y atribuyeron el nerviosismo a las consabidas "operaciones mediáticas" de presuntos conspiradores.
Lo que interpretó el mercado fue que había una puja interna en el gobierno, porque Gonella es cercano al ministro Axel Kicillof, y pocos creen que pueda plantear una iniciativa tan polémica sin tener un aval político del ministro.

En definitiva, los intentos por aclarar la situación no hicieron más que traer más nerviosismo, y el dólar siguió su curso ascendente.

Rompiendo el termómetro

A esta altura, una de las grandes dudas del mercado es por qué el gobierno mostró semejante preocupación por el "conta con liqui", cuando esta operatoria solo mueve dólares entre manos privadas y no le cuesta reservas al Banco Central.

Y la respuesta en la que coinciden los analistas es que los funcionarios temen que una suba del "dólar liqui" (donde solo operan grandes empresas) se contagie hacia el "dólar blue", el que usan los pequeños inversores. De todas maneras, hubo algo que falló en esa visión: los volúmenes manejados en la operatoria del "conta con liqui" se redujeron sensiblemente, por la autocensura de los propios inversores y brokers, pero simultáneamente subió la cotización del dólar. Es decir, se generó el objetivo absolutamente opuesto al que se estaba procurando.

La represión ya no surte efecto

lll Lo que perciben los expertos del mercado es que el gobierno no solamente está preso de su visión conspirativa, sino que también le atribuye poderes inexistentes a sus políticas represivas, como las llevadas a cabo a fin de año, que incluyeron clausuras de firmas bursátiles, y la ostensible presencia policial en la city porteña. Como observa Luciano Cohan , director de la consultora Elypsis, hubo un error de diagnóstico respecto de qué fue realmente lo que en el primer semestre del año logró mantener cierta calma en el mercado cambiario. "Creían haber sido ellos, con el poder de policía, los que habían controlado. Pero no fueron ellos, sino la expectativa del recambio presidencial", argumenta. Debe ser difícil convencer de este punto al gobierno, dado la escalada represiva de fin de año, que incluyó clausuras a firmas bursátiles. Se marca la tendencia de dolarizar ahorros ante futuros cambios políticos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario